El organismo vivo puede ser interpretado de diferentes maneras. La realidad es infinita y altamente diversa. Hoy intentaremos mezclar dos visiones de la realidad que convergen en un objetivo común: la salud

El Hombre puede ser interpretado a través de la biofísica como un ser viviente electromagnético, que vive en un imán gigantesco que transmite 0.5 Gaus de energía magnética a cada objeto terrestre.  Las primeras referencias de las acciones del campo magnético se le atribuyen a Platón aunque fue Petrus Peregrinus Paracelsus quien realiza las primeras investigaciones  médicas en el siglo XIV D.C.

En 1873 James Clerk Maxwell estableció mediante ecuaciones matemáticas, el concepto de campos eléctricos y magnéticos. En 1880 Pierre Curie menciona por primera vez el efecto piezoeléctrico, mientras que en  1962, Bassett, Becker, Shamosy Colaboradores confirmaron estas propiedades piezo eléctricas en el hueso viviente.

El Bioelectromagnetismo es la ciencia que estudia la forma en que los organismos vivos interactúan con los campos electromagnéticos. Los fenómenos eléctricos se hallan en todos los organismos vivientes. Más aún, existen corrientes eléctricas en el cuerpo que producen campos magnéticos que se extienden fuera del cuerpo.

En consecuencia, los organismos pueden verse influidos también por campos magnéticos y electromagnéticos externos. Cambios en los campos naturales del cuerpo pueden producir cambios físicos y de conducta. 

Los campos magnéticos constituyen radiaciones electromagnéticas no térmicas, no ionizantes y sus principales aplicaciones clínicas son las siguientes:

1. Reparación ósea.

2. Estimulación nerviosa.

3. Cicatrización de heridas.

4. Tratamiento de osteoartritis.

5. Electroacupuntura.

6. Regeneración de tejidos.

7. Estimulación del sistema inmunológico.

8. Modulaciones neuroendócrinas.

Existen varios métodos de colocación de imanes para lograr efectos terapéuticos en el organismo. El método Bansal es una de las formas de biomagnetismo sistémico, con acciones especialmente importantes en el sistema osteomioarticular.

Los imanes también pueden ser aplicados en puntos de acupuntura. Sus acciones son muy parecidas al uso de las agujas, con similares efectos de tonificación o dispersión según se necesite. Representa una opción terapéutica a aquellos pacientes que no se dejan punturar.  Una vez estimulado el punto y retirado el imán,  se puede moxar de ser necesario.

Los imanes pueden ser de diferentes tamaños, y con una potencia superior a 200 g para lograr efecto terapéutico. Para tonificar usamos el polo norte del imán, para sedar, usaremos el polo sur. Estos imanes pueden dejarse el tiempo que sea necesario de acuerdo al efecto deseado.

Hay pacientes que no se dejan poner agujas: una opción terapéutica es el uso de la Estimulación Nerviosa Transcutánea, T.E.N.S. Existen electroestimuladores manuales que proporcionan una onda cuadrada que estimula muy bien los puntos acupunturales, adicionando un efecto analgésico inmediato al paciente. Esto permite prescindir de las agujas.

La combinación de agujas de acupuntura y corriente modulada, generan campos eléctricos alrededor de la aguja, que potencian algunos de los efectos de la Medicina Tradicional Oriental. Así se logran efectos analgésicos potentes,  los cuales  permiten incluso la anestesia quirúrgica acupuntural

Al estimular con corriente modulada o un campo electromágnetico la aguja de acupuntura, se logra aumentar la irrigación sanguínea local y sistémica. Este efecto acelera la recuperación de las roturas musculares parciales, aporta nutrientes al músculo, a la piel etc. Esto aporta nutrientes, tono y tersura, efectos particularmente apreciados en la rehabilitación, la acupuntura cosmética y el lifting facial.

¿Conoces otras aplicaciones de los campos magnéticos en la Medicina Tradicional Oriental? !Déjala en los comentarios!